viernes, 11 de mayo de 2012

Oruga


 Al principio la mariposa es fea. Se arrastra de una manera viscosa, pues deja un reguero de babas por doquier. Es frágil y ni siquiera conserva su nombre; de hecho la gente la tilda de oruga. ¡Bueno así se llama!

Dicen que cuando este insecto se encuentra en la primera fase de su vida, no para de llorar. Los que saben interpretar las señales de la naturaleza, aseguran que la mucosidad de su piel es sólo la huella de un corazón derretido por el desprecio.


Sin embargo, ese llanto es el inicio de una metamorfosis. En cada lágrima de la oruga hay un poema de ternura infinita. La humedad de sus ojos representa todo lo sublime que encierra el alma de este singular animal.


Y es que cuando el tiempo pasa, esa oruga se convierte en una mariposa, de bellos y brillantes colores; algunas de ellas son enigmáticas. Sin embargo, todas encierran una belleza desbordante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario