Mi padre preguntó: ¿Eres gay?
Yo pregunté: ¿Importa?
Dijo: No, no realmente.
Le dije que sí, lo era.
Yo pregunté: ¿Importa?
Dijo: No, no realmente.
Le dije que sí, lo era.
Y dijo: ¡Fuera de mi vida!
Creo que sí importaba.
Mi jefe preguntó: ¿Eres gay?
Yo pregunté, ¿Importa?
El dijo: No, realmemte no.
Yo le dije: Sí, lo soy.
Me dijo: estás despedido.
Creo que sí importaba.
Mi amigo preguntó: ¿Eres gay?
Yo dije: ¿Importa?
Dijo: No, en verdad no.
Dije: Sí.
Me dijo: No me llames tu amigo.
Creo que sí importaba.
Mi pareja preguntó: ¿Me amas?
Le pregunté: ¿Importa?
Me dijo: Sí.
Creo que sí importaba.
Mi jefe preguntó: ¿Eres gay?
Yo pregunté, ¿Importa?
El dijo: No, realmemte no.
Yo le dije: Sí, lo soy.
Me dijo: estás despedido.
Creo que sí importaba.
Mi amigo preguntó: ¿Eres gay?
Yo dije: ¿Importa?
Dijo: No, en verdad no.
Dije: Sí.
Me dijo: No me llames tu amigo.
Creo que sí importaba.
Mi pareja preguntó: ¿Me amas?
Le pregunté: ¿Importa?
Me dijo: Sí.
Le dije: Sí, te amo.
Y dijo: Déjame abrazarte.
Por primera vez en mi vida, algo importaba.
Dios me preguntó: ¿Te quieres?.
Dios me preguntó: ¿Te quieres?.
Le dije: ¿Importa?
El dijo: SI.
Y dije: ¿Cómo puedo quererme si soy gay?.
El dijo: Así es como te hice.
Desde entonces nada volvió a importar
Y dije: ¿Cómo puedo quererme si soy gay?.
El dijo: Así es como te hice.
Desde entonces nada volvió a importar