Sin un cuerpo flexible la mente no será flexible, y viceversa.
Cuando
una persona está viva, es blanda y flexible. Cuando está muerta, se
vuelve dura y rígida. Cuando una planta está viva, es blanda y tierna.
Cuando está muerta, se vuelve marchita
y seca. Por ello, lo duro y lo rígido son compañeros de lo muerto: lo
blando y lo flexible son compañeros de lo vivo. Así pues, un ejército
poderoso tiende a caer por su propio peso, al igual que la madera seca
está lista para el hacha. Lo grande y poderoso será colocado abajo; lo
humilde y débil será honrado.